Poly tiene una amiga, aunque la ve poco, pero cada vez que va de visita, siente y reconoce el lugar antes de llegar.
Madi es la perrita que tienen mis viejos en Quilleco. Es una mezcla rara de Labrador con Dálmata, pero predomina el labrador. Es muy enérgica. Cada vez que me ve o ve llegar a mi hermano, enloquece. Poly la quiere harto a pesar de que una vez se agarraron por culpa de una galleta.
Eran las fiestas patrias, y ese fin de semana lo dividimos: un día con los padres de Lucía, uno con mi padres y el otro para nosotros.
A Madi le encantan las galletas. Se sienta cada vez que le dan una, y siempre quiere más. Obvio, si los perros son como niños de dos años..., su mente no crece más que eso, a pesar de que son capaces de aprender muchas cosas.
Hasta ese día, ninguna estaba vacunada contra la rabia, una enfermedad bastante complicada.
Resulta que voy con una galleta para cada una, y ambas recibieron bien la suya, pero Madi quería otra, y se me subió. Poly lo tomó como un ataque y se le fue encima. Intenté separarlas. Error. Nunca se debe tratar de separar a mano limpia a los perros cuando pelean. Se les tira agua fría o les puedes dejar caer una manta sobre las cabezas. eso las distrae y se separan.
"Se les fue la galleta a la cabeza"... pensé...
Traté de tomar a Madi de su correa, pero se giró y me mordió el dedo pulgar derecho, y como la sangre es alharaca, la poca que salió (no creo que haya sido tan poca si no paraba y estaba regando todo), manchó por todos lados.
Enseguida decidimos que había que ir sí o sí al consultorio para hacer curación y poner la antirrábica. En cierto modo tuve un poco de miedo, porque lo normal es que te pinchen en el ombligo. Pero no fue así. Luego de la limpieza y curación, me descubrí el brazo, y listo. Ni se sintió. La niña que me pinchó tenía la mano muy livianita, así que "pasó piola".
Cuando volvimos a la casa, Poly y Madi estaban separadas. En partes separadas del patio y con puerta cerrada. Me dio pena. Les insistí en que la culpa había sido mía y que no volverían a pelearse, pero mi mamá estaba furibunda con mi perra así que me dijo que no volviera con ella. Y se quedaron el resto del día separadas.
No pasó mucho que llevamos a ponerle la antirrábica a Poly, porque tiene mucho contacto con la gente del pasaje, sobre todo niños. Los niños del barrio la quieren harto, porque la vieron de chiquita con nosotros. Ella es muy sociable con ellos.
Nunca se sabe si un día Poly, por accidente o por jugar, muerda a alguien, y si no está vacunada, el problema sería mayor. Podría costarle la vida. No es exageración.
Ahora manejamos sus documentos cerca...., por si acaso.
De todos modos, con el pasar de los días, las cosas se calmaron, y Poly volvió a Quilleco a juntarse con Madi para correr, tironear cosas, y disfrutar de un lindo momento. Más que nada porque no nos gusta dejarla solita.

No hay comentarios:
Publicar un comentario