martes, 24 de noviembre de 2015

Lucía, Poly y Yo...., una Familia de a tres.

Poly creció... lo sabía... Lucía me decía que crecería mucho, pero yo, sabiéndolo, le decía que no sería así. Quería que aquella perrita rescatada se quedara con nosotros.
En su segunda visita al veterinario, ya sin garrapatas, ni pulgas y con un poquito más de relleno en su cuerpecito, preguntó el veterinario, para poder hacer el carnet de control cómo se llama la perrita. Mi señora, Lucía, respondió "Poly". Entonces respiré tranquilo, porque supe que ella la aceptaba y Poly, aquella perrita que estaba en la calle, sola, con hambre, y corriendo mil peligros, se quedaba con nosotros.

Ya ha pasado 1 año y dos meses desde ese día. Poly creció, y fue traviesa, casi destructiva...., de hecho, lo fue. 
Antes que ella se quedara, tenía un ante jardín con flores que había comenzado a arreglar para hermosear la casa, pero Poly, en sus juegos y en su afán de liberar estrés, destruyó todo... De esas flores nada queda. rescaté unos geranios que estaban de antes, los que fueron muy difícil de recuperar porque los arrancaba y rompía frecuentemente. 
Rompió sandalias, zapatos, me enterró calcetines... Si. La sufrimos mucho, hasta que un día, Lucía estaba muy  molesta por los destrozos de Poly y la castigó verbalmente, y me provocó mucha rabia porque discutimos entre nosotros, cosa que nunca había pasado. Salí, y al amarrarla a su casa, le castigué en su pequeño hocico... aún tengo en mi mente esa imagen... No pasa un día que no me arrepienta, porque lo recuerdo y me duele. Veo su carita, cerrando los ojitos casi sin saber lo que pasaba o porqué la estaba castigando... 
No pasaron 15 minutos, y salí a verla... la abracé llorando y le prometí no volver a castigarla, porque ella no es la culpable, soy yo, pues no he sabido educarla.
Fuera de eso, sus castigos no han pasado de dejarla encadenada un rato. No me gusta verla solita afuera, amarrada. Aunque tiene una linda y grande casa. Le hemos comprado varias veces colchón y mantitas porque las ha roto... me da rabia-risa..., porque de repente la veo sacudiendo sus cosas y al salir, no queda más que el desastre y ella en medio, con su cara de "mira qué gracioso lo que hice"... entonces, la vuelvo a encadenar, pero cerca de mí, para que vea l que lo que hizo estuvo malo, así es que mientras recojo el desastre, ella mira y parece entender que lo que hizo, no estuvo bueno.



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