lunes, 30 de noviembre de 2015

Un pequeño accidente

Poly tiene la costumbre de subir al nicho del medidor del agua cada vez que llega Lucía del trabajo, esperando que abra el portón para  que entre, y claro, tengo que, una vez que corro el portón, sujetarla para que no salga a la calle... recuerden que no sabe andar sola, y un descuido así podría resultar nefasto.
En una de esas tanta veces, al bajarse, enredó su mano derecha en el hoyito de la llave del agua del ante jardín, y le dolió mucho. Acto seguido, vi correr sangre..., mucha sangre y me imaginé lo peor... No podía saber qué pasaba porque no se dejaba ver y salía mucha sangre, así es que llamamos al veterinario para que la viera de urgencia, pero no estaba... 
¿Qué hacemos?!!! Yo estaba histérico, porque le dolía su manita, pero la distraía la llegada de Lucía y el hecho de que le había puesto el arnés para subirla al auto, y ella sabe que arnés es sinónimo de salir.
"Vamos a tal veterinaria", me dijo Lucía, y yo, sabiendo lo costosa que es esa, me ponía peor. Y Poly sentía mi malestar y también se alteraba... Cada vez que me pasa algo y me altero un poquito más que sea, a ella también le dan lo monos y la cosa es como tratar de apagar el fuego con parafina...
Decidimos llevarla no más. No teníamos muchas opciones, menos viendo a Poly con sangre en su mano. Creí que se había quebrado un dedito. La subí y me senté atrás con ella. ¡Claro! Ella felíz, en el asiento trasero con su papá, y la cabeza asomando por la ventanilla. ¡Qué loco! y recién accidentada.
Llegamos a la veterinaria y la entré en brazos, porque le teme a estos lugares... Deben ser los olores. O quizás el mesón..., o los veterinarios. Pero nunca ha tenido una mala experiencia. 
La subo al mesón de atención, encima lleno de pelos porque estaba pelechando... La revisó y era una uña quebrada, según él cerca de la raíz pero que no presentaba mayor problema. Así que le puso un cicatrizante en polvo café bien raro, después de cortar el pelito del  dedo para poder proceder, la limpió, le inyectó antibiótico y un analgésico... ¡¡¡DOS PINCHAZOS EN UNA SESIÓN!!! Eso era demasiado... Tiritaba como canasto de guatitas.
Ni hablar de cuánto salió el chistecito (Ni loco regreso por esos lados).
Poco más de una semana después, como me preocupaba el que se lamiera tanto la mano, decidimos llevarla de nuevo, pero con otro veterinario... El suyo. Resultó que el otro señor no nos dio las indicaciones y no notó que la uña se quebró en la raíz y que por eso seguía sangrando, poco pero sangrando, y que por eso se lamía y tenía muy sensible.
Le hizo limpieza..., otra vez. Y le dio tratamiento, otra vez. Pero continuo. Se estaba infectando, por los pelitos que se metían en la lesión y por el suelo que pisa. Limpieza con agüita con matico y un par de gotas de povidona, además de una cremita para tratar la infección y otras cosas. ¡AH! y disfraz de lámpara... Tuvimos que ponerle collar isabelino... Por donde pasa, choca. Aunque ya se está acostumbrando y más o menos calcula por dónde puede o no pasar.
Es un show hacerle la curación. Patalea y abre el hocico con intención de morder, entonces tenemos que ponernos pesados con ella. Pero descubrimos que, mientras Lucía la sujeta suave y la entretiene y la dejamos que vea lo que le estoy haciendo, la cosa cambia bastante. Pero quiere comerse la cremita de la curación... y tiene un sabor terrible. No sé cómo le puede gustar.
Justo había pensado en empezar a hacerla dormir afuera, en su casa. Pero mientras le esté haciendo curaciones, no puedo.  El "doc" nos dijo "es una pega de tiempo completo"... y tenía razón. 
Ayer por la noche tenía un escándalo tremendo. No quería comer... lloraba para salir. Lloraba para entrar... Lloraba por todo. Me tenía desesperado, casi angustiado. Hasta que no aguanté más, le saqué el collar y se disparó a hacer sus necesidades... como si se hubiese aguantado una semana... Era eso..., porque después se quedó muy tranquila y hasta parecía sonreir.. la muy frívola... Mientras estoy escribiendo, duerme tranquila, como tronco. Incluso ronca. Y por ambos lados...



viernes, 27 de noviembre de 2015

Poly: sus "mañas" para comer...


Uno puede pensar que los perros comen cualquier cosa... Si, hasta cierto punto es cierto, pero hay que ver que muchas cosas que comen, por hambre o golosos, les puede hacer muy mal, y en algunos casos, tanto, que hasta se nos pueden morir.
En un artículo que leí en una página española hablaban de los 12 alimentos que nunca deben comer, entre ellos recuerdo el té y café, que dañan su sistema nervioso y su corazón, lo mismo que el chocolate, que también le puede provocar diarrea, sin contar el daño al hígado que le provoca; las uvas están en ese grupo, son muy tóxicas para ellos, hongos, paltas, ajos, cebolla, leche (son intolerantes a la lactosa), cerveza, por el daño al hígado...
Pero hay cosas que si pueden comer tranquilamente... A Poly le encantan las manzanas. Entre los dos nos comemos una manzana grande, pero grande con ganas, entre los dos, zanahorias, brócoli, y muchas cosas más que si buscan en internet, encontrarán sin dificultad.
Claro que mi querida perrita es mañosa para comer. Se aburre ligerito del alimento, sobre todo seco, así es que de vez en cuando tenemos que meter mano al bolsillo para comprarle alimento húmedo. Le encanta uno en lata (que no es marca de supermercado). Pero se lo mezclo, porque si me dedico a seguir la recomendación del fabricante, quedaríamos en banca rota en cuestión de semanas. Después de unos días de comer mezclado, la muy simpática saca unos granos del alimento mezclado, lo chupa sacándole el sabor del alimento húmedo, y el resto lo deja tirado... Eso es molesto..., bastante. Pero también da risa porque lo hace con mucha dedicación.
Obviamente tengo que llamarle la atención y lo que dejó en el suelo, obviamente no se lo puede comer. está sucio. A veces encuentra granitos que ha dejado por ahí y se los come.
Es bueno que de vez en cuando le demos un hueso, pero ojalá haya sido cocido, porque las grasas y carnes crudas les hacen mal. Les ayuda con el estrés y a pulir un poco sus dientes. Pero ojo, de vez en cuando. No siempre. 
La primera vez que le di un hueso, era pequeña. El hueso para ella era bastante grande. Me lo recibió tranquila. El show vino más tarde cuando quise acercarme a ella y cubrió el hueso gruñendo muy feo. Claro. Era pequeña y aún recordaba que tuvo que haber peleado por su comida cuando vivía sola en la calle.
Me costó mucho quitarle esa mala costumbre. De a poco se comenzó a tomar confianza, y ahora hasta le meto la mano en su plato mientras come. El cariño y la paciencia logran mucho. No tuve que recurrir en ningún momento a golpearla por gruñir y defender de forma agresiva su alimento.
Calma, cariño y confianza.
Todos merecen un poco de esas tres cosas.

jueves, 26 de noviembre de 2015

Poly y Madi... La importancia de la vacuna antirrábica.

Poly tiene una amiga, aunque la ve poco, pero cada vez que va de visita, siente y reconoce el lugar antes de llegar. 
Madi es la perrita que tienen mis viejos en Quilleco. Es una mezcla rara de Labrador con Dálmata, pero predomina el labrador. Es muy enérgica. Cada vez que me ve o ve llegar a mi hermano, enloquece. Poly la quiere harto a pesar de que una vez se agarraron por culpa de una galleta.
Eran las fiestas patrias, y ese fin de semana lo dividimos: un día con los padres de Lucía, uno con mi padres y el otro para nosotros. 
A Madi le encantan las galletas. Se sienta cada vez que le dan una, y siempre quiere más. Obvio, si los perros son como niños de dos años..., su mente no crece más que eso, a pesar de que son capaces de aprender muchas cosas.
Hasta ese día, ninguna estaba vacunada contra la rabia, una enfermedad bastante complicada. 
Resulta que voy con una galleta para cada una, y ambas recibieron bien la suya, pero Madi quería otra, y se me subió. Poly lo tomó como un ataque y se le fue encima. Intenté separarlas. Error. Nunca se debe tratar de separar a mano limpia a los perros cuando pelean. Se les tira agua fría o les puedes dejar caer una manta sobre las cabezas. eso las distrae y se separan.
"Se les fue la galleta a la cabeza"... pensé... 
Traté de tomar a Madi de su correa, pero se giró y me mordió el dedo pulgar derecho, y como la sangre es alharaca, la poca que salió (no creo que haya sido tan poca si no paraba y estaba regando todo), manchó por todos lados.
Enseguida decidimos que había que ir sí o sí al consultorio para hacer  curación y poner la antirrábica. En cierto modo tuve un poco de miedo, porque lo normal es que te pinchen en el ombligo. Pero no fue así. Luego de la limpieza y curación, me descubrí el brazo, y listo. Ni se sintió. La niña que me pinchó tenía la mano muy livianita, así que "pasó piola".
Cuando volvimos a la casa, Poly y Madi estaban separadas. En partes separadas del patio y con puerta cerrada. Me dio pena. Les insistí en que la culpa había sido mía y que no volverían a pelearse, pero mi mamá estaba furibunda con mi perra así que me dijo que no volviera con ella. Y se quedaron el resto del día separadas.
No pasó mucho que llevamos a ponerle la antirrábica a Poly, porque tiene mucho contacto con la gente del pasaje, sobre todo niños. Los niños del barrio la quieren harto, porque la vieron de chiquita con nosotros. Ella es muy sociable con ellos. 
Nunca se sabe si un día Poly, por accidente o por jugar, muerda a alguien, y si no está vacunada, el problema sería mayor. Podría costarle la vida. No es exageración.
Ahora manejamos sus documentos cerca...., por si acaso.
De todos modos, con el pasar de los días, las cosas se calmaron, y Poly volvió a Quilleco a juntarse con Madi para correr, tironear cosas, y disfrutar de un lindo momento. Más que nada porque no nos gusta dejarla solita.




martes, 24 de noviembre de 2015

Pseudopreñez... Poly y su embarazo psicológico :/

Nadie te prepara para ser padre,ni menos cuando se trata de perritos...Cuando lo averigüé, no lo podía creer. Tuve que indagar más..., y luego más..., y otro poco más. 
Hacía días que veía que Poly se lamía bastante, pero no me dejaba revisar, y pensé que estaba con alguna alergia o algo parecido. Estaba más quisquillosa, se enojaba por todo y no aguantaba que saludara ni menos acariciar al perrito de mis vecinos, un cocquer que rescataron días después que estuviera rondando el pasaje. 

Pero una tarde, estando ya listos para ir a dormir, como cada tarde, Poly se sube a nuestra cama y le digo: "a ver hija, ¿qué te pica tanto? déjame revisarte"... Fue entonces que noté sus tetitas finales bastante hinchadas y duras, y al presionar levemente, salió ese líquido blanco... !No puede ser! ¿leche? y revisé otra para confirmar... !el horror¡ Si ni siquiera estaba preñada porque no sale sin nosotros, ni tampoco entran perros a la casa o ante jardín porque lo manejamos cerrado con llave, porque Poly no sabe andar sola en la calle. Lo comprobé un día que se escapó y casi la atropellan, además de otro día que la alcancé como a 4 cuadras de la casa... 
¿En qué estaba? ... AH!!! leche... La cosa es que me voy a mi computador y comienzo a buscar por todas partes "a mi perrita le sale leche" hasta que dí con esto de la pseudopreñéz y me quedé "plop"...
¿Y qué rayo es pseudopreñéz? Embarazo psicológico... de locos... lo había oído en la raza humana, pero nunca en los animalitos.
Lo que encontré es que se da mucho en perritas que no han sido esterilizadas y son muy regalonas... Obvio... Poly se lo pasa con su papá o su mamá (Lucía y Yo), y es muy raro que esté sola, y si eso llega  a pasar, es por muy poco tiempo, porque me da pena pensar que está solita, que no come por esa causa, y que llora mucho. De hecho, vecinos ya nos han comentado que Poly lloraba mucho esos días en que estaba sola en casa tantas horas.
Poly duerme al lado mío de la cama, en su colchón, y a veces, a los pies sobre la cama, la tratamos como a una niña, le compramos ropita, tratamos de mantener al día sus vacunas, la bañamos una vez por semana (cuando es posible), y así suma y sigue... Era cosa de tiempo que algo como el embarazo psicológico le llegara, pero lo único que no vimos, fue que adoptase alguno de sus juguetes como bebé, aunque estoy casi seguro  de que su pollo de goma o su vaca ronca son sus "hijos"... en todo caso, harto mal trata a sus "hijos", porque a ratos los agarra, los sacude, los tira lejos, los aprieta... de repente se ve volar cuál pájaro de verdad uno de los dos hasta la mitad de la ventana... a veces usa uno de sus monos de almohada o los abraza... 
En fin. La llevamos a veterinario, y nos explicó lo que yo ya había averiguado, así es que le recetó un medicamento para cortar el asunto de la leche y nos recomendó que si no la dejamos tener crías, que debemos esterilizarla... En cierto modo, me da pena... por ambos casos.
Pena de que no la dejemos tener la experiencia de tener bebés, pero también pena porque si la dejamos preñarse, tendremos que dar en adopción a sus crías y uno nunca sabe dónde y con quién terminarán los perritos, además de que la gente está muy mala, y sólo le gustan los perritos cuando son pequeños y graciosos, porque una vez que crecen, olvidan todo y los abandonan..., eso me hace llorar... recuerdo de dónde vino Poly, y no quiero seguir pensando en nada más.

Lucía, Poly y Yo...., una Familia de a tres.

Poly creció... lo sabía... Lucía me decía que crecería mucho, pero yo, sabiéndolo, le decía que no sería así. Quería que aquella perrita rescatada se quedara con nosotros.
En su segunda visita al veterinario, ya sin garrapatas, ni pulgas y con un poquito más de relleno en su cuerpecito, preguntó el veterinario, para poder hacer el carnet de control cómo se llama la perrita. Mi señora, Lucía, respondió "Poly". Entonces respiré tranquilo, porque supe que ella la aceptaba y Poly, aquella perrita que estaba en la calle, sola, con hambre, y corriendo mil peligros, se quedaba con nosotros.

Ya ha pasado 1 año y dos meses desde ese día. Poly creció, y fue traviesa, casi destructiva...., de hecho, lo fue. 
Antes que ella se quedara, tenía un ante jardín con flores que había comenzado a arreglar para hermosear la casa, pero Poly, en sus juegos y en su afán de liberar estrés, destruyó todo... De esas flores nada queda. rescaté unos geranios que estaban de antes, los que fueron muy difícil de recuperar porque los arrancaba y rompía frecuentemente. 
Rompió sandalias, zapatos, me enterró calcetines... Si. La sufrimos mucho, hasta que un día, Lucía estaba muy  molesta por los destrozos de Poly y la castigó verbalmente, y me provocó mucha rabia porque discutimos entre nosotros, cosa que nunca había pasado. Salí, y al amarrarla a su casa, le castigué en su pequeño hocico... aún tengo en mi mente esa imagen... No pasa un día que no me arrepienta, porque lo recuerdo y me duele. Veo su carita, cerrando los ojitos casi sin saber lo que pasaba o porqué la estaba castigando... 
No pasaron 15 minutos, y salí a verla... la abracé llorando y le prometí no volver a castigarla, porque ella no es la culpable, soy yo, pues no he sabido educarla.
Fuera de eso, sus castigos no han pasado de dejarla encadenada un rato. No me gusta verla solita afuera, amarrada. Aunque tiene una linda y grande casa. Le hemos comprado varias veces colchón y mantitas porque las ha roto... me da rabia-risa..., porque de repente la veo sacudiendo sus cosas y al salir, no queda más que el desastre y ella en medio, con su cara de "mira qué gracioso lo que hice"... entonces, la vuelvo a encadenar, pero cerca de mí, para que vea l que lo que hizo estuvo malo, así es que mientras recojo el desastre, ella mira y parece entender que lo que hizo, no estuvo bueno.



martes, 14 de octubre de 2014

Primer visita al veterinario


Y acaba de tener su primera visita con el veterinario... Nos fue bastante bien. Para ser una perrita de la calle, sus condiciones estaban muy bien. 
Las garrapatas ya no son un problema, y ahora viene el desparasitaje. 


Es una perra muy fundida... Estuvo tranquila mientras me tenía a la vista.
Le sacaron esas asquerosas bichas y le controlaron su peso y le dieron sus antiparasitarios. En unas dos o tres semanas más tenemos que ver lo de sus vacunas, ya que primero hay que reforzar su organismo con sus alimentos y, hasta me sorprendí de oirlo, con chamito..., si, esos yogurth que ayudan a reforzar la flora intestinal... 

Ahora tiene su carnet de salud y una cadenita para sacarla a pasear, aunque la salida de hoy la agotó porque comió y ya está calladita durmiendo... :D
Corrió un buen poco y se revolcó en pasto... como una cualquiera. 

En un momento se enredó en los pies de la mamá de Lucía y le pasó a pisar su patita, aunque no fué fuerte, lo gracioso es que hizo teatro y levantaba su manita como diciendo "me duele, me duele"... una vez que tuvo toda la atención, siguió como si nada... 
No estuve con la cámara en el veterinario, una pena, porque fue interesante y jocoso... Para su siguiente visita será...


Lucía aún está en duda con que nos quedemos con Chispas (estamos pensando en un nombre más bonito para ella), pero por la actitud que tiene hacia ella, lo más probable es que se quede con nosotros. 
Sería bueno tenerla en casa... para compañía y seguridad..., pues se ve que es mañosa... mientras no se revele con nosotros, todo va a estar bien.
Esta es "Chispas"... no sé que me movió a ponerle ese nombre. 
La rescaté ayer, 13 de octubre de 2014. Ya la había visto antes en la ciudad, merodeando solita hacía como una semana. En Mulchén.
Ayer la volví a ver. Echada en el frío suelo del terminal de buses interurbanos, y no pude dejara así. 
Siempre hablo de ayudar a las mascotas y que los humanos tenemos mucha culpa y responsabilidad en lo que está pasando con el tema de los perros callejeros, y debía hacer algo alguna vez. Pues se presentó la oportunidad. Pero más que eso, fue esa cara de tristeza y resignación a quedarse en la calle como muchos otros pobre perros que, por que llegan a ser muy grandes, o porque envejecen, o porque son hembras, las abandonan a su suerte.
 Estaba plagada de garrapatas, y eso la debilita mucho. 
Conseguí una caja y la subí al bus. En realidad, el chofer no permitía eso, así es que me dejó llevarla en el maletero.
ya había llamado a Lucía, y le había contado lo que estaba pasando, así es que le pedí que me comprara una de esas pipetas para los bichos y un poco de alimento para cachorros. 
No creo que tenga más de 2 meses. 
Se ha portado bien. 
Anoche despertó cerca de las 01:30. Quizás por miedo. Quizás por la desesperación que debe provocar tener esos parásitos en su pelaje, pero eso pronto va a terminar.
Ya no está sola.
Pero aún debemos decidir si vamos a darla en adopción o a quedarnos con ella. Yo me la quiero quedar. Es muy amorosa y me hace caso sin mayor esfuerzo. 
Tiene, por el momento, una caja para dormir, agua y comida a disposición, cosa que, creo que no había tenido desde que nació.
Veamos qué pasa.