Poly tiene la costumbre de subir al nicho del medidor del agua cada vez que llega Lucía del trabajo, esperando que abra el portón para que entre, y claro, tengo que, una vez que corro el portón, sujetarla para que no salga a la calle... recuerden que no sabe andar sola, y un descuido así podría resultar nefasto.
En una de esas tanta veces, al bajarse, enredó su mano derecha en el hoyito de la llave del agua del ante jardín, y le dolió mucho. Acto seguido, vi correr sangre..., mucha sangre y me imaginé lo peor... No podía saber qué pasaba porque no se dejaba ver y salía mucha sangre, así es que llamamos al veterinario para que la viera de urgencia, pero no estaba...
¿Qué hacemos?!!! Yo estaba histérico, porque le dolía su manita, pero la distraía la llegada de Lucía y el hecho de que le había puesto el arnés para subirla al auto, y ella sabe que arnés es sinónimo de salir.
"Vamos a tal veterinaria", me dijo Lucía, y yo, sabiendo lo costosa que es esa, me ponía peor. Y Poly sentía mi malestar y también se alteraba... Cada vez que me pasa algo y me altero un poquito más que sea, a ella también le dan lo monos y la cosa es como tratar de apagar el fuego con parafina...
Decidimos llevarla no más. No teníamos muchas opciones, menos viendo a Poly con sangre en su mano. Creí que se había quebrado un dedito. La subí y me senté atrás con ella. ¡Claro! Ella felíz, en el asiento trasero con su papá, y la cabeza asomando por la ventanilla. ¡Qué loco! y recién accidentada.
Llegamos a la veterinaria y la entré en brazos, porque le teme a estos lugares... Deben ser los olores. O quizás el mesón..., o los veterinarios. Pero nunca ha tenido una mala experiencia.
La subo al mesón de atención, encima lleno de pelos porque estaba pelechando... La revisó y era una uña quebrada, según él cerca de la raíz pero que no presentaba mayor problema. Así que le puso un cicatrizante en polvo café bien raro, después de cortar el pelito del dedo para poder proceder, la limpió, le inyectó antibiótico y un analgésico... ¡¡¡DOS PINCHAZOS EN UNA SESIÓN!!! Eso era demasiado... Tiritaba como canasto de guatitas.
Ni hablar de cuánto salió el chistecito (Ni loco regreso por esos lados).
Poco más de una semana después, como me preocupaba el que se lamiera tanto la mano, decidimos llevarla de nuevo, pero con otro veterinario... El suyo. Resultó que el otro señor no nos dio las indicaciones y no notó que la uña se quebró en la raíz y que por eso seguía sangrando, poco pero sangrando, y que por eso se lamía y tenía muy sensible.
Le hizo limpieza..., otra vez. Y le dio tratamiento, otra vez. Pero continuo. Se estaba infectando, por los pelitos que se metían en la lesión y por el suelo que pisa. Limpieza con agüita con matico y un par de gotas de povidona, además de una cremita para tratar la infección y otras cosas. ¡AH! y disfraz de lámpara... Tuvimos que ponerle collar isabelino... Por donde pasa, choca. Aunque ya se está acostumbrando y más o menos calcula por dónde puede o no pasar.
Es un show hacerle la curación. Patalea y abre el hocico con intención de morder, entonces tenemos que ponernos pesados con ella. Pero descubrimos que, mientras Lucía la sujeta suave y la entretiene y la dejamos que vea lo que le estoy haciendo, la cosa cambia bastante. Pero quiere comerse la cremita de la curación... y tiene un sabor terrible. No sé cómo le puede gustar.
Justo había pensado en empezar a hacerla dormir afuera, en su casa. Pero mientras le esté haciendo curaciones, no puedo. El "doc" nos dijo "es una pega de tiempo completo"... y tenía razón.
Ayer por la noche tenía un escándalo tremendo. No quería comer... lloraba para salir. Lloraba para entrar... Lloraba por todo. Me tenía desesperado, casi angustiado. Hasta que no aguanté más, le saqué el collar y se disparó a hacer sus necesidades... como si se hubiese aguantado una semana... Era eso..., porque después se quedó muy tranquila y hasta parecía sonreir.. la muy frívola... Mientras estoy escribiendo, duerme tranquila, como tronco. Incluso ronca. Y por ambos lados...